Se realiza el tercer paro general
 Lo convocó la CGT y lo respaldan las dos CTA . Se realiza el tercer paro general contra las políticas de ajuste del gobierno de Milei. Luego de una multitudinaria marcha frente al Congreso en respaldo de los reclamos de jubilados y jubiladas, las centrales obreras realizan en todo el país una huelga general de 24 horas. Una multitud participó de la convocatoria. Las columnas de la CGT y las dos CTA aportaron buena parte de la concurrencia que colmó las inmediaciones del Congreso para acompañar el reclamo que las organizaciones que integran jubilados y jubiladas realizan todos los miércoles contra las políticas de ajuste y destrucción de la Argentina que aplica Javier Milei. Los miles que participaron, además, le dieron carnadura a la acción sindical de 36 horas que se complementa, a partir de hoy jueves, con el paro nacional por 24 horas que lanzó la CGT, que acompañan las otras centrales sindicales y a la que se suman organizaciones políticas, sociales y de derechos humanos.
Lo convocó la CGT y lo respaldan las dos CTA . Se realiza el tercer paro general contra las políticas de ajuste del gobierno de Milei. Luego de una multitudinaria marcha frente al Congreso en respaldo de los reclamos de jubilados y jubiladas, las centrales obreras realizan en todo el país una huelga general de 24 horas. Una multitud participó de la convocatoria. Las columnas de la CGT y las dos CTA aportaron buena parte de la concurrencia que colmó las inmediaciones del Congreso para acompañar el reclamo que las organizaciones que integran jubilados y jubiladas realizan todos los miércoles contra las políticas de ajuste y destrucción de la Argentina que aplica Javier Milei. Los miles que participaron, además, le dieron carnadura a la acción sindical de 36 horas que se complementa, a partir de hoy jueves, con el paro nacional por 24 horas que lanzó la CGT, que acompañan las otras centrales sindicales y a la que se suman organizaciones políticas, sociales y de derechos humanos.
El paro de hoy se convierte en la tercera huelga nacional que se 
realiza contra Milei y su modelo económico de exclusión y destrucción 
del aparato productivo. 
Milei apuesta a que la postal del paro tenga
 a los colectivos de la UTA circulando por las calles de la ciudad de 
Buenos Aires. Seguramente se podrá verlos andar. La UTA tiene 
experiencia en esto de romper con el mandato cegetista. En mayo del año 
pasado desoyó la convocatoria al segundo paro nacional. A pesar de eso, 
aquel 9 de mayo mostró un alto acatamiento en todo el país y la 
conducción de la central obrera está convencida de que la potencia de la
 huelga volverá a repetirse. La magnitud de la movilización de este 
miércoles, que se repitió en casi todas las capitales de provincia, 
representa un buen anticipo. Hasta ahora los paros realizados por la CGT
 a la gestión libertarias fueron contundentes y en términos sindicales 
resultaron exitosos. Los dos primeros se produjeron en los primeros seis
 meses de un gobierno de Milei fuerte desde los político y decidido a 
implementar las primeras y más profundas medidas del modelo que 
desconfiguró el Estado. Luego la CGT fue modificando su perfil ante el 
avance del gobierno en materia legislativa, donde impuso normas como la 
ley Bases o resistió los vetos a leyes como la reforma jubilatoria o el 
presupuesto educativo que Milei consideraba una afrenta a su dogmática 
defensa del déficit cero. Así, la central obrera abandonó su perfil 
combativo y los sectores más proclives al diálogo se impusieron y la CGT
 se desdibujó. Los puestos de trabajo se fueron reduciendo tanto en el 
Estado como en el sector privado y la defensa sectorial ante este avance
 libertario resultó insuficiente. Este año, el gobierno de Milei comenzó
 un proceso de retroceso fruto de errores no forzados y propios de los 
límites rígidos que impone el modelo económico adoptado y la concepción 
ideológica del Presidente sobre materias que la sociedad argentina no 
solo tiene aceptadas sino hasta superadas. El mejor de ejemplo de ello 
fue el masivo repudio que recibió el discurso supremacista, homofóbico y
 machirulo que pronunció Milei en Davos justo antes de que finalice 
enero. A eso le siguieron las marchas del 8 y 24 de marzo, pero sobre 
todo la feroz represión del 12 contra jubilados, militantes, transeúntes
 y hasta el fotógrafo Pablo Grillo. La participación de Milei en la 
promoción de la criptomoneda $LIBRA que resultó una millonaria estafa de
 nivel mundial, debilitó la figura presidencial. Esta recaída provocó 
una reacción en los sectores más combativos de la CGT que recuperaron el
 centro de la escena y promovieron lo que buena parte de la sociedad y 
la casi totalidad de los trabajadores le reclamaban a los gritos: un 
paro nacional.  Y el día del paro llegó. El gobierno comenzó con su 
retahíla de argumentos sobre los males de una medida de fuerza: hablaron
 del supuesto importente costo que tiene la medida de fuerza para el 
país; que se trata de una medida de neto corte político; que los que 
promueven la medida de fuerza representan la casta y que un paro no 
cambia nada. Todos argumentos que tienen, por lo menos en este último 
período democrático, solo 42 años. El tercer paro llega porque 
efectivamente el gobierno está más débil, pero sobre todo porque hay 
cada día más argumentos para que se convoque: por paritarias libres y 
homologadas, aumento de emergencia a los jubilados y un proyecto de 
actualización del bono, contra la represión a la protesta social, en 
defensa de la industria nacional, por la obra pública, un plan nacional 
de empleo, más presupuesto para educación y salud, respeto por las 
libertades y derechos logrados por los diversos colectivos sociales y 
por más equilibro y justicia social. El conflicto que tiene a la UTA en 
una conciliación obligatoria no está incluido.
La estrategia del gobierno 
Desde
 que surgieron los primeros rumores sobre la convocatoria a un nuevo 
paro, la Casa Rosada se buscó desactivar o debilitar la medida de 
fuerza. Probaron con el diálogo pero no funcionó. Entonces recurrieron a
 la misma estrategia de mayo pasado, la UTA. El gremio que todavía 
controla Roberto Fernández tiene como punto débil la obra social que 
tambalea y necesita de los dineros del gobierno. Un dato que el gobierno
 supo aprovechar.
Hay otro dato más que favoreció a la Rosada y  la 
histórica disputa que el colectivero mantiene con los Moyano. Fernández 
suele responsabilizare al gremio de camioneros de sus penurias internas 
en el sindicato, que no solo respaldan listas internas sino que además 
le fogonean conflictos como aquel de diciembre de 2019 cuando un sector 
interno tomó la sede del gremio y se desató una batalla campal. Según 
cuentan en la sede cegetista, ese hecho resulta imperdonable para 
Fernández. 
Los gremios se suman
En la CGT sostienen que la 
maniobra de la UTA no afectará la medida de fuerza. Insisten con el 
antecedente de lo ocurrido el 9 de mayo del año pasado. Pero también se 
apoyan en el trabajo político sindical que se realizó desde la 
Secretaría de Interior de la CGT, que realizan Abel Furlán y Horacio 
Otero de la UOM, con la normalización de las regionales de la central 
sindical.
Este proceso le permite a la CGT contar con regionales no 
solo organizadas sino dispuestas a desarrollar en sus zonas de 
influencias las actividades sindicales que se acuerdan en el consejo 
directivo pero que también se afianzan ante el funcionamiento de los 
plenarios de regionales. 
Esto se pudo ver en las movilizaciones que 
se realizaron en casi todas las capitales del país donde las regionales 
de la CGT se manifestaron en favor de los reclamos de los jubilados. 
Lo que falta
El
 paro lo hacen los gremios, pero hay algo que todavía reclama la 
conducción cegetista y no es precisamente a sus afiliados. La queja se 
centra en la ausencia de una referencia política que aglutine, encauce y
 conduzca esta energía que generan los gremios con sus movilizaciones y 
con los paros. 
El reparo que le ponen los sindicalistas a los 
dirigentes políticos es que éstos suelen aprovechar el proceso combativo
 de los gremios pero en beneficio de este sector y a los sindicalistas 
los olvidan a la hora de armar las listas de legisladores.  
Por otra
 parte, la normalización del peronismo a nivel nacional no resultó 
suficiente. El desafío, según entienden sectores sindicales, está en que
 se supere la disputa interna que se extiende en el tiempo en el 
territorio bonaerense para poder aprovechar la debilidad manifiesta del 
gobierno de Javier Milei.












