La contraofensiva del Gobierno
Bullrich pidió allanar a periodistas y Karina Milei logró que no difundan sus audios. Después del titubeo inicial, la Casa Rosada pisó el acelerador con presentaciones judiciales contra la prensa y una hipótesis que incluye espías rusos. Las amenazas que recibieron los autores de la investigación que destapó el escándalo. Por: Giselle Leclercq. La filtración de las grabaciones de Diego Spagnuolo fueron un golpe para el Gobierno y, después del titubeo inicial, la Casa Rosada pisó el acelerador. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, presentó una denuncia penal y pidió allanar a los periodistas que revelaron el escándalo. Karina Milei, por su parte, consiguió una medida cautelar para evitar que se continúe con la difusión de sus audios. La contraofensiva llegó y los autores de la investigación que destapó el escándalo denunciaron haber recibido amenazas.
El 19 de agosto, los periodistas Mauro Federico e Ivy Cángaro
difundieron el primer audio en el canal de streaming Carnaval. Desde
entonces, en La Libertad Avanza todo es caos y confusión. La primera
reacción del Gobierno fue el desplazamiento de Spagnuolo de la Agencia
Nacional de Discapacidad (ANDIS) mientras intentaban determinar quién
había sido el “traidor” que filtró las grabaciones a la prensa. Luego
llegó el intento por instalar que todo se trataba de una “operación” de
sus adversarios. Las explicaciones de Martín y Eduardo “Lule” Menem, a
la prensa y en redes sociales, no fueron suficientes. Tampoco se
entendió cuál fue el objetivo del presidente, Javier Milei, cuando
decidió compartir el comunicado de la droguería Suizo Argentina,
señalada como parte de la presunta red de recaudación ilegal. Las
caravanas de campaña, tanto en Lomas de Zamora como en Corrientes,
terminaron con disturbios en la calle. Desde que comenzó el escándalo,
cada día aparece una nueva grabación de Spagnuolo. Pero el viernes 29 de
agosto hubo una filtración que heló la sangre de los funcionarios del
gobierno nacional. Con claridad, en el fragmento se escucha la voz de la
secretaria general de la Presidencia y aunque el contenido no era
comprometedor, la idea de que Karina haya sido grabada en la Casa Rosada
sembró el pánico. Ese mismo día, con el asesoramiento del abogado
Santiago Viola, Karina pidió una medida cautelar que le fue otorgada el
lunes 1 de septiembre. El juez federal en lo civil y comercial Alejandro
Patricio Maraniello dispuso “el cese de la difusión únicamente de los
audios grabados en la Casa de Gobierno de la Nación”. El magistrado
prohibió que fueran reproducidos “por cualquier medio de comunicación de
forma escrita y/o audiovisual y/o a través de redes sociales de todo
sitio, plataforma y/o canal web”.bDesde el Gobierno distribuyeron la
resolución de Maraniello, pero no dieron a conocer la presentación que
hizo Karina. Según ellos, para evitar que “se hable de otras cosas
cuando lo importante es lo que dice el juez” a pesar de que se trate de
los argumentos de la hermana del Presidente para limitar el ejercicio
del periodismo. En sus fundamentos, el juez sostuvo que la decisión no
busca convalidar la censura previa “en tanto la medida bajo análisis se
circunscribe únicamente a una restricción de carácter provisorio y
excepcional al ejercicio de la libertad de prensa” y que se sustenta en
“la especial sensibilidad de los intereses estatales comprometidos”. La
decisión de Maraniello fue cuestionada por la prensa y por la oposición,
que analiza la medida como una búsqueda por evitar la cobertura del
tema. También, y en paralelo, fue puesto en la mira el propio magistrado
y su trayectoria: en 2024, cuando se postuló para ascender a camarista,
fue denunciado por abuso sexual. En total, se abrieron seis expedientes
y hace dos semanas fue notificado por el Consejo de la Magistratura
para que haga su descargo.
La denuncia de Patricia Bullrich contra la prensa
En
paralelo a la cautelar de Karina, Bullrich presentó una denuncia penal
para que se investigue la filtración. Su hipótesis es que se trata de
una “operación de inteligencia ilegal”. En la demanda, firmada por el
abogado Fernando Soto, director nacional de Normativa y Enlace Judicial
de la cartera de Seguridad, se pidieron allanamientos y se deslizó la
existencia de una supuesta red de espías rusos. Bullrich pidió que se
allanen los domicilios de “Franco Bindi Jorge Rial, Pablo Toviggino,
Mauro Federico y todo otro interviniente sin fueros parlamentarios, a
fin de secuestrar dispositivos electrónicos (computadoras, notebooks,
teléfonos, discos externos, pendrives) y documentación vinculada a las
maniobras descriptas, de las cuales pueda determinarse quiénes fueron
los organizadores y partícipes de los delitos cometidos”. En la
denuncia, Bullrich habla de “maniobra golpista” con el objetivo de
desestabilizar al Poder Ejecutivo y afectar al Gobierno de cara a las
elecciones legislativas. En particular, el escrito apuntó contra
Federico por difundir los audios primero en Data Clave, su programa en
Carnaval; Rial por haber anticipado la existencia del material antes de
que fuera difundido; Toviggino, mano derecha de Claudio "Chiqui" Tapia
en la Asociación del Fútbol Argentino y dueño del canal de streaming; y
Bindi, esposo de la diputada Marcela Pagano y señalado como el posible
autor intelectual de esta trama. Al estilo Bullrich, la denuncia planteó
que la filtración de los audios de Karina se podría inscribir en una
suerte de operación orquestada por una red de espionaje rusa en
Argentina. La ministra aseguró que un grupo de estas características
estaría trabajando en el país bajo el liderazgo de Lev Andriashvili y su
esposa Irina Iakovenko, ambos de Rusia, con el objetivo de instalar
desinformación, financiar medios y manipular la opinión pública en favor
de los intereses de Moscú. No es la primera vez que, frente a un
escándalo nacional, la ministra Bullrich agita el fantasma de la
conspiración internacional. Lo hizo. por ejemplo, durante el conflicto
en la Patagonia con el pueblo mapuche. Ahora su hipótesis está en la
Justicia, que deberá determinar si las sospechas de la ministra tienen
asidero.
Las denuncias de los periodistas por amenazas
En este
contexto, Rial hizo una fuerte denuncia en su programa de radio. El
periodista contó que un Ford Falcon se estacionó en la puerta de su
domicilio con un hombre dentro del vehículo que lo observaba mientras
tomaba mate.
"Es raro que de golpe llegues a tu casa y veas
estacionado un Falcon con un tipo adentro, tomando mate y mirando fijo”,
contó. Rial. El periodista, además, relató que la policía se acercó a
su casa porque también advirtieron la presencia del vehículo en el
barrio. "No es un auto de la cuadra y es un Falcon... con todo lo que
eso significa", reflexionó.
"Es el sinónimo de la represión y es uno
de los emblemas de Javier Milei y de Victoria Villarruel, que homenajean
a la dictadura", agregó Rial. Enel program de C5N, Argenzuela, su
colega Mauro Federico también relató la presencia de una persona tomando
fotos en la entrada del canal.
GL/EM