DEFENDER EL MERCADO INTERNO Por el Dr Rodríguez Villafañe

No es lo mismo el mercado en una sociedad que una “sociedad de mercado”. Lo primero constituye la dinámica propia de una comunidad en la que se deben articular los beneficios, tratando de respetar el bien común, en un ámbito de convivencia. Otro concepto diferente es plantearlo con la lógica de la llamada “sociedad de mercado”. Este último concepto pretende que todas las reglas de la interacción humana las determine el mercado, obligando a que se tomen las decisiones, con criterios de máximo beneficio económico, sin respetar otras perspectivas que hacen a las necesidades humanas y sociales.
El Papa San Juan Pablo II, en su Carta Encíclica “Centesimus Annus” de 
1991, al respecto sostuvo, que “esta sociedad tampoco se opone al 
mercado, sino que exige que éste sea controlado oportunamente por las 
fuerzas sociales y por el Estado, de manera que se garantice la 
satisfacción de las exigencias fundamentales de toda la sociedad… el 
Estado y la sociedad tienen el deber de defender los bienes colectivos 
que, entre otras cosas, constituyen el único marco dentro del cual es 
posible para cada uno conseguir legítimamente sus fines individuales”. 
Lo referido es de particular importancia para no convertir la realidad 
en una economía de exclusión que aumenta desigualdades y trata a las 
personas como entidades que interactúan sólo guiados por las leyes de la
 competencia y el máximo beneficio individual.
Los conceptos antes 
mencionados son de particular importancia tenerlos en claro, 
especialmente en este momento, cuando en el país lógicas neoliberales 
operan y tratan de imponer una “sociedad de mercado”, que no defiende el
 “mercado interno”, que es propio de la sociedades con su mercado al 
servicio de todos.
Hay que reparar, que la riqueza de los pueblos es 
el resultado del pleno empleo en dignidad de sus mujeres y hombres, su 
capacidad para desarrollar sus ventajas comparativas y naturales y de 
una actitud de defensa de su mercado interno.
En esta necesaria 
visión, Humberto Spaccesi presidente de la Asamblea de Pequeños y 
Medianos Empresarios (APYME) de Córdoba comenta que la organización ha 
largado una campaña de concientización en la necesaria protección del 
mercado interno. Y junto a él, el empresario Jorge Berti, me permitieron
 desgranar algunas reflexiones fundamentales en la temática, sin 
pretender agotarlas.
En primer lugar, hay que significar que sin 
mercado interno no hay industria y éstas son las que agregan valor y 
ayudan a una mejor distribución de la riqueza. En ese mercado las PyMEs 
son las que generan más del 70% del empleo en Argentina y ellas viven 
del mercado interno. 
Esta realidad es de particular importancia que la tengan en claro la sociedad y los gobiernos en todos sus niveles.
Por
 ello, resulta necesario asumir una actitud reflexiva y solidaria en la 
compra de productos importados, en detrimento de los nacionales porque, 
al adquirir productos extranjeros que se producen en el país, se puede 
estar obligando a cerrar empresas argentinas y agrandar la herida del 
desempleo.
A su vez, el gobierno nacional debe evitar que los 
aranceles de importación favorezcan netamente a las empresas extranjeras
 en general, ya que éstas tienen muchas excepciones que les permiten 
importar a costos inferiores, respecto de los costos de importación de 
los componentes necesarios para la producción local. 
También, la ley
 de 25.551 de Compre Nacional se deberá aplicar rigurosamente y con 
mayor amplitud de criterio, que contemple los impuestos nacionales 
perdidos y el efecto multiplicador de la compra local, por sobre la 
inversión en productos o servicios extranjeros.
Por su parte, en la 
redacción de Pliegos de Compra del Estado -nacional, provincial y 
municipal- tendrán que ser supervisados con criterios de Soberanía 
Tecnológica que permita el desarrollo endógeno de nuestras PyMEs, para 
hacerlas competitivas a nivel Nacional e Internacional. Además, se debe 
tener presente que la dependencia tecnológica por insumos extranjeros, 
impactan en mayor gasto de divisas e imposibilita el desarrollo de la 
industria local. Un primer paso importante es garantizar un porcentaje 
de compra a las PyMEs locales de las inversiones que efectúan los 
gobiernos en todos sus niveles. Baste señalar, que no se analiza, por 
ejemplo, que a las 21.500 luminarias que publicita la Municipalidad de 
Córdoba que instalará, en la licitación de compra de las mismas, a las 
empresas locales se las marginó. En el pliego licitatorio se solicitaban
 antecedentes que solo podían cumplir empresas extranjeras, por ejemplo,
 se exigía que las empresas participantes demuestren antecedentes de 
10.000 luminarias vendidas, cuestión que imposibilita la participación 
de las PyMEs, ya que actualmente no llegan a dichas cantidades. Además 
se obligaba la entrega casi inmediata, en grandes volúmenes, 
injustificados por los tiempos previstos para su instalación.
En 
Argentina, más del 50% de las 500 empresas más grandes están manos de 
capitales extranjeros, por lo que hay que evitar que el Mercado Interno 
sea manejado por ellas, por sobre las PyMEs nacionales. En este aspecto,
 se debe tener presente, por ejemplo, que las empresas extranjeras 
envían sus utilidades a sus casas matrices y para ello se llevan 
dólares, que no es nuestra moneda y deciden sus costos inflacionarios, 
en función de las ganancias en moneda extranjera que deben asegurar a 
sus accionistas extranjeros. Téngase en cuenta que Argentina está entre 
los cinco países que remiten al exterior, más alto porcentaje de su 
producto bruto interno (PBI) en concepto de regalías, prácticamente el 
4%. Dicho porcentaje es superior al que se aplica al gasto que se 
invierte en salud y educación sumadas.
Lo desarrollado busca fijar 
algunas de las necesarias posturas a asumir, para evitar que nuestro 
mercado interno desaparezca, que las decisiones en materia económica se 
tomen sin respetar el bien común nacional, afecten la subsistencia y 
desarrollo de nuestras PyMEs y nos manejen en monedas que no son las 
nuestras. 
Miguel Julio Rodríguez Villafañe
Abogado Constitucionalista y
                                              Periodista columnista de opinión








