Acto en Villa Gesell para recordar a Fernando Báez Sosa
 Fue asesinado el 18 de enero de 2020. Los padres irán por primera vez al lugar. Cómo se vive en la ciudad el recuerdo del episodio que conmovió al país. Por María Daniela Yaccar
Fue asesinado el 18 de enero de 2020. Los padres irán por primera vez al lugar. Cómo se vive en la ciudad el recuerdo del episodio que conmovió al país. Por María Daniela Yaccar
Lunes nublado en Gesell. Mucho movimiento en el centro. Turistas de todas las edades caminan frente al árbol devenido altar que se encuentra al lado del punto exacto donde una patota de rugbiers mató, hace ya casi dos años, a Fernando Báez Sosa. Pocos son los que siguen de largo por la Avenida 3. "¿Qué le pasó? ¿Se perdió?", consulta una nena muy pequeña a su padre, señalando un retrato del joven. El papá suelta un "sí" y se la lleva de la mano. "Creo que lo mataron por peruano", les dice un joven a sus amigos. "¿A dónde lo mataron? ¡¿Acá?!", expresa un hombre incrédulo. Las mujeres de Justicia por Fernando-Villa Gesell y otras personas comprometidas con la causa responden las preguntas, dan explicaciones y folletos e invitan al acto que se realizará este martes a las 19 en el lugar, en un nuevo aniversario del homicidio que conmocionó a la ciudad y al país entero.
Le Brique está cerrado. "Por lo de Fernando", se oye en una conversación
 callejera. En la esquina, en las alturas, hay una garita policial que 
antes no existía. Al mediodía, bajo la lluvia, sentadas en una mesa del 
restaurant Cúrcuma --donde otrora funcionaba la heladería en la que 
Fernando compró su último helado--, hay tres mujeres reunidas. Son 
Sabrina Pereyra, de Justicia por Fernando-Villa Gesell; Ado Sosa, una 
tía del adolescente; y Karina Nella, una mujer de Pergamino que empatizó
 a fondo con el caso al punto tal de que se tatuó las iniciales de 
Fernando en el brazo derecho, con alas y una aureola. Se juntan para 
quitar del altar las ofrendas que había, con la intención de 
acondicionarlo para el oficio interreligioso del martes, y dejarlo como 
Graciela Sosa, mamá de Fernando, lo desea. Hay quienes observan con 
preocupación que el santuario --creado luego de que una nena de diez 
años dejara aquí una carta-- esté casi vacío. Ellas los tranquilizan. Es
 que otras veces han desaparecido ofrendas; hay una puja con algunos 
comerciantes de la cuadra que quieren proteger la "buena imagen" de la 
ciudad. También con la Municipalidad.
Cuando Karina se tatuó su 
familia le preguntó por qué lo hacía, si no conocía a la víctima. "Es mi
 piel y son mis sentimientos", respondió. Ahora, con voz cálida, anuncia
 a los turistas que Silvino Báez y Graciela, papás de Fernando, están en
 Gesell y que el martes estarán en el acto. "Es muy importante que 
acompañen", pide Karina, especialmente a los jóvenes. Es la primera vez 
que ambos llegan al lugar del crimen. Ado, Karina y Sabrina coinciden en
 algo: ellos necesitaban estar acá. Porque a su hijo lo mataron acá. 
Fueron unas palabras de Julieta Rossi, la novia del chico, las que 
terminaron de convencerlos. Ella les dijo: "Fernando no va a descansar 
hasta que sus papás no lleguen a Gesell".
Pasadas las 17, Sabrina y 
Ado vuelven a encontrarse alrededor del árbol para ponerlo a punto. Se 
suman Silvana Perhauc, también de la agrupación local, y personas que 
llegan desde Buenos Aires y pertenecen a grupos de Facebook que exigen 
justicia por Fernando. Cubren el árbol con friselina negra y comienzan a
 llenarlo de rosarios, estampitas, fotos que dejaron turistas y que 
mandaron a imprimir familiares de Paraguay de Fernando. Pronto colgarán 
una bandera. El movimiento que se genera ahora es aún mayor que en las 
horas previas. Un abogado penalista no para de hacer preguntas en torno a
 la investigación. Un mendocino recuerda que estaba en Gesell con su 
hijo adolescente aquel día de enero de 2020. Le añade complejidad al 
tema: "Me causan dolor también los pibes que lo hicieron. No 
dimensionaron nunca el daño que hicieron ni cómo se arruinaron la vida. 
Me llama a la reflexión". Los jóvenes no hablan mucho. Parecen atónitos,
 perturbados. También se conversa alrededor del altar sobre el caso 
reciente de Braian Cuitiño, asesinado a golpes a la salida de un bar en 
Pilar.
El respaldo que se ve en la calle es unánime, pero no es tan 
así en los comercios de la cuadra. No todos exhiben el cartel que pide 
“Justicia por Fernando, asesinado en Gesell". “Todo lo que se tenía que 
decir se dijo hace dos años”, sentencia la mujer que atiende el kiosco 
en diagonal al episodio. Algo parecido plantea la joven que recibe a 
quienes ingresan al hostel Hola Ola, donde se hospedó Fernando ese 
verano, a unas cuadras del centro: “Divino el pibe, pero ya está, ya 
pasó”. “Parece que fuera el único lugar del país donde pasa algo así”, 
dice, molesta, Clara, mientras dobla shorts en el local Quiara. “La 
responsabilidad es de los chicos y de un sistema que no funciona. Los 
bailables tienen que tener un espacio de contención y llamar a la 
Policía. Una especial que baje la agresividad y no que agreda”, opina. 
Antonella tiene 25 años. Es empleada de un bazar. Cuando fue el 
asesinato trabajaba en un hotel. Se acuerda de que muchas personas 
cancelaron reservas. Tal vez eso explique las diferencias entre los 
comerciantes. Pero ella está muy segura de que "no sirve" negar lo que 
pasó.
Sabrina y Silvana, que pasaron noches enteras en las puertas de
 Le Brique para pedir su clausura definitiva, y que todos los 18 se 
convocan en el santuario, dicen que se sienten solas con el reclamo en 
la ciudad. Y que recibieron amenazas. "Nos pasaron muchos casos y Gesell
 sigue sordo y mudo. Ese 2020 fue terrible y hubo otros casos de chicos 
que no sabemos si están vivos o muertos", afirma Sabrina.
El juicio 
oral contra los ocho rugbiers que se encuentran detenidos acusados de 
matar a Fernando se iniciará el 2 de enero de 2023. Días antes de viajar
 a Gesell, Silvino decía a Página/12: "Creo que nos va a hacer bien. 
Vamos a pasar un momento difícil, pero esperamos sacar fuerzas porque se
 nos viene un año muy difícil, donde nos tenemos que preparar para 
declarar por nuestro hijo: quién era, su vida y cómo acabó". Cuando este
 18 de enero el reloj dé las 4.44 --hora en que atacaron a Fernando-- 
Silvino y Graciela tienen previsto encender una vela y rezar un rosario 
en el altar.
El juicio
Fabián Améndola, uno de los abogados del 
estudio de Burlando, que defiende a la familia, comenta a este diario 
que, junto a otros de sus colegas, se acercará al acto. Consultado por 
el hecho de que el juicio comience a tres años del crimen, explica: "Si 
se compara con lo que es la media habitual en provincia y en el país, en
 Capital pasa lo mismo, no estamos hablando de un tiempo prolongado de 
instrucción antes del juicio. Inclusive habiendo sido afectada la 
investigación en parte por la irrupción de la pandemia. No lo considero 
un tiempo irrazonable". La fecha la dispuso el Tribunal Oral en lo 
Criminal (TOC) 1 de Dolores, integrado por los jueces María Claudia 
Castro, Christian Rabaia y Emiliano Lázzari. Declararán más de 130 
testigos a lo largo de 22 jornadas.
Luciano Pertossi, Ciro Pertossi, 
Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías 
Benicelli, y Blas Cinalli son los ocho rugbiers acusados de homicidio 
doblemente agravado por su comisión por alevosía y por el concurso 
premeditado de dos o más personas. Además, en el juicio se debatirán las
 responsabilidades penales de todos ellos por las lesiones sufridas por 
cinco amigos de Fernando que se encontraban con él cuando fue asesinado.
 "Si se mantiene lo que se viene imputando hasta ahora, los ocho 
enfrentarían pena de prisión perpetua. A partir de lo que se escuche 
alguno puede recibir una calificación menor", dice Améndola.
En el 
transcurso de la investigación fueron sobreseídos dos imputados acusados
 de ser partícipes necesarios: Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, 
quienes serán convocados como testigos. Respecto a potenciales 
responsabilidades de Le Brique, funcionarios o la Policía, el abogado 
aclara: "El juicio oral ahora está circunscripto a la participación del 
grupo de los detenidos y a esclarecer la circunstancia de la muerte. No 
hay ninguna causa donde se investigue al personal ni a los dueños de Le 
Brique. Eso no quita que durante la audiencia surjan elementos que 
lleven a la necesidad de abrir una nueva investigación. Se verá durante 
el transcurso".












